En el ensayo de hoy voy a intentar responder a esta pregunta: ¿Por qué desconfiamos?
He decidido hablar sobre este tema porque he estado reflexionando sobre qué me preocupa para así poder encontrar un tema del que hablar aquí. Cuando estaba haciéndolo se me ha ocurrido esta pregunta al darme cuenta de que muchos de los “problemas” que yo tengo, y que la mayoría de las personas tienen, se debe a la desconfianza.
Para mí desconfiar de alguien o de algo es cuando no nos fiamos de ese alguien o de ese algo, es decir, que no tenemos seguridad en ellos y por ese se produce ese sentimiento de desconfianza hacia ellos. También es, a la vez, como una especie de miedo que se produce al no estar seguros de algo.
La tesis que voy a defender, no es una en concreto sino que se recoge en este abanico de razones que voy a exponer a continuación:
En primer lugar pienso que los seres humanos desconfiamos de nosotros mismos porque no tenemos seguridad de nosotros mismos, es decir, pensamos que no somos capaces de hacer algo, por ejemplo, y se produce la desconfianza como consecuencia de ello. Por ejemplo, hemos estado estudiando durante una semana para un examen pero aún así no estamos seguros de aprobar, desconfiamos de nosotros mismos, y por tanto creo que al mismo tiempo nos estamos, también, infravalorando. Pero también se produce desconfianza no únicamente propia sino desconfianza de los demás, incluso, de gente con la que habitualmente compartimos nuestros momentos, desconfiamos de gente de nuestro entorno, de nuestra pareja o de nuestros amigos, por ejemplo. En esta última acepción de desconfianza hacia los demás creo que también estamos infravalorando a esas personas que tan importantes pueden ser para nosotros.
Por otro lado, creo que la desconfianza hacía los demás se produce como consecuencia de la empatía. La empatía consiste en ponerse en el lugar del otro, de forma que pensamos que ante una situación nosotros podríamos reaccionar o hacer algo que no es lo correcto según nosotros y que esa otra persona de la que desconfiamos también puede reaccionar de igual modo. Es decir, que la desconfianza se produce como consecuencia del miedo que sentimos que otra persona actúe ante una situación de igual forma que podríamos haber reaccionado nosotros. Esta razón por la que creo que sentimos desconfianza de los demás es en parte egoísta porque pensamos que nosotros lo haríamos pero no queremos que otra persona lo haga. Por ejemplo, una chica puede sentir celos de su novio o miedo a que le sea infiel cuando está con otras chicas, aunque sean sus amigas, porque quizás piense que ella misma no sabría como actuar si estuviese sola con otro chico.
En tercer lugar, creo que también sentimos desconfianza por el miedo a fracasar. El miedo al fracaso es tan peligroso que nos hace desconfiar de nosotros mismos. Como en el ejemplo que puesto anteriormente, cuando hemos estudiado pero no estamos seguros, desconfiamos, de que vayamos a aprobar, creo que en este caso también se produce por el miedo que tenemos a suspender, o en el otro ejemplo, desconfiamos de nuestra pareja por el miedo a fracasar, en este caso a perderla.
Otra de las razones por las que pienso que desconfiamos es porque anteriormente hayamos pasado malos momentos o alguien nos haya jugado una mala pasada y atribuimos todo esto, el fracaso como he dicho antes, al exceso de confianza que teníamos, entonces tenemos miedo de que por culpa de confiar demasiado se produzca una situación similar a esa otra que en un pasado hemos vivido.
En conclusión creo que desconfiamos por inseguridad hacia nosotros y hacia los demás, por ser demasiado empáticos, por el miedo que tenemos a fracasar y también por miedo a que se vuelva a repetir una situación indeseable que ya hemos sufrido en algún momento de nuestra vida, en general, desconfiamos porque el ser humano actúa y se equivoca y como consecuencia de ello hacemos que nosotros mismos o que otras personas no confíen en nosotros.
Pienso que no deberíamos ser excesivamente confiados pero tampoco hay que confiar en cualquier persona, creo que debemos confiar en uno mismo, por supuesto, y de aquellas personas que siempre han estado ahí o que nos han ayudado cuando lo necesitábamos, porque tampoco hay que exceder y confiar de cualquiera ya que nos pueden hacer daño. Para concluir y como dice el refrán de forma exagerada “no te fíes ni de tu propia sombra”.