sábado, 29 de octubre de 2011

¿EXISTE UN MODELO PRIVILIGIADO DE COMPREHENSIÓN DE LO REAL?



A la hora de intentar responder a esta pregunta, a mí personalmente me surgen varias dudas. La primera es: ¿qué es comprehensión? Y la segunda sería: ¿Qué entendemos por privilegiado?
En primer lugar, comprensión -esta palabra tan rara que nunca había oído-, es un sinónimo de comprensión. Y la RAE define comprensión como la capacidad o facultad que tenemos para entender las cosas.
En segundo lugar, ¿qué entendemos por privilegiado? Algo es privilegiado cuando goza de un privilegio, es decir, cuando algo sobresale extraordinariamente de los demás.
Teniendo estas dos palabras claras, esta pregunta se puede traducir a esta otra:
¿Hay un modelo ejemplar de ver la realidad?


La tesis que yo voy a defender ante esta pregunta es que NO existe un modelo ejemplar o privilegiado de ver la realidad. Ante aquellos que postulen que si que lo existe, expongo que si existiese un modelo ejemplar de ver la realidad, muchos de nosotros, casi todos, seguiríamos ese modelo, por lo que seriamos prácticamente iguales, cosa que no somos. Por ejemplo, si la ciencia fuese el modelo ejemplar casi todos seguiríamos ese modelo, por lo tanto, casi todos seríamos científicos, y no todos somos científicos o religiosos o filósofos.

Para defender mi tesis voy a dar los siguientes argumentos:

El primero es que cada uno tiene una visión diferente de ver las cosas, esto nos indica que no existe tal modelo. Somos seres diferentes y como lo somos, cada uno de nosotros tiene una personalidad, un entorno familiar o de amigos diferentes…, todo esto son los condicionantes, lo que hace que nuestro modelo ejemplar sea uno u otro.

El segundo es que no creo que exista lo ejemplar, me parece una palabra de mucho peso para que acompañe a un modelo de ver la realidad. No existe ningún modelo que sea ejemplar a nivel universal. Cada modelo considerará que su forma de ver la realidad es la ejemplar, por tanto no hay un modelo ejemplar sino muchos modelos diferentes que son vistos desde perspectivas diferentes, es decir, que pueden ser privilegiados o no para personas distintas. De tal forma que, la ciencia considerará que el modelo privilegiado será la ciencia, el arte considerará que el modelo privilegiado es el arte, y así sucesivamente, por tanto no existe. Para poder entender mejor este argumento daré un ejemplo cotidiano que represente esto: para mí la actitud correcta (sería el modelo privilegiado de ver la realidad), la que me gustaría seguir, a quien pretendo imitar, es la que veo en mi entorno familiar por ejemplo, porque es lo que hemos estado viendo desde pequeños, lo que hemos percibido de nuestro entorno. Sin embargo, para mi vecina la actitud o el compartimiento que tendría como modelo privilegiado sería el de sus padres, su hermana mayor…Modelos totalmente diferentes pero que para cada una de nosotros nos parecen los privilegiados o mejor dicho los correctos.
No creo que algo pueda ser ejemplar, será diferente: puede ser bueno o malo, pero nunca ejemplar porque existirían muchos modelos ejemplares, el de Carlos sería uno, el de Ana otro, el de Juan otro, etc.


En tercer lugar, me surge esta pregunta ¿la realidad puede ser vista desde un modelo ejemplar?
La realidad no se puede ver desde un modelo ejemplar. Reitero que cada uno tenemos uno o varios modelos de ver la realidad que puede que sean comunes a los de otros, esto significaría que somos afines pero no, que nuestros modelos sean los ejemplares. Es decir que aunque tengamos modelos que sean compartidos con los demás no son ejemplares porque no es común, exitoso a todos como para poder ser calificado como PRIVILEGIADO.


Para acabar, y en conclusión, enfatizo que no existe un modelo privilegiado de comprensión de lo real sino muchos modelos diferentes que para quien los posee pueda ser el privilegiado pero para otros no. Un científico considerará la ciencia como modelo ejemplar, un filósofo considerará la filosofía como modelo ejemplar, un religioso considerará la religión como modelo ejemplar…

sábado, 22 de octubre de 2011

¿POR QUÉ CUANDO QUIERO DECIR ALGO, MEDITO SOBRE LO QUE VOY A DECIR Y AL FINAL NO LO DIGO?




Esta pregunta puede ser interpreta de numerosas formas diferentes.
El significado de esta pregunta, mejor dicho lo que para mí quiere decir o significa esta pregunta es, cuando  ante una situación en la que hay más gente con nosotros a los que estamos dispuestos a escuchar y de igual modo ellos lo están, queremos emitir un juicio, una pregunta, una opinión, una forma de pensar sobre algo… que analizamos tanto nuestro juicio antes de emitirlo que llega la hora de expresarlo y no somos capaces de hacerlo. Por ejemplo cuando estamos en clase y no emitimos nuestro problema o nuestra pregunta aunque lo/la tengamos elaborada, porque he estado reflexionando sobre ella y pienso que es una tontería.


Para responder a este problema surgirán varias razones, una de ellas puede ser que pensemos que es una tontería, que siendo una tontería relacionada con el tema tratado es digna de ser expuesta, porque quizás lo que para nosotros es una tontería (que meditar tanto sobre algo siempre nos hace verlo y calificarlo negativamente, como una tontería) el resto de escuchantes pueden pensar que es una buena interpretación. A pesar de ello creo que la mayoría de las razones estarán relacionadas con el miedo a que los demás se rían de nosotros.

Ahora bien, ¿por qué tenemos miedo a que los demás se rían cuando hablamos en público?
Tenemos miedo a que los demás se burlen de nuestras opiniones o de nuestras interpretaciones de algo concreto porque la sociedad tiende a ello. En la adolescencia, esta etapa en la que todo nos hace gracia, tendemos a reinos del mundo  sin darnos cuenta de que el mundo también se puede reír de nosotros.
Puede que pensemos que los demás se van a burlar de mí opinión porque yo lo haría ante una situación similar, en este caso no debería de tener miedo porque al reírme yo de los demás estoy cosechando que los demás luego también lo hagan de mí.
También puede que sea porque  nos hemos dado cuenta que cuando alguien  se ha expuesto a una situación como a la que voy a enfrentarme yo, el resto se ha reído o burlado y como nosotros no somos más que nadie lo harán de igual forma.

En conclusión, no expresamos nuestra opinión ante los demás por temor a que se rían o burlen de nosotros porque piensen que lo que hemos emitido es una tontería o porque simplemente quizás nos reímos de todo sin darnos cuenta o dándonos de que a quien expone su juicio puede resultarle molesto.

sábado, 15 de octubre de 2011

¿POR QUÉ MENTIMOS?


¿Por qué mentimos? Esta es una pregunta que la escuché y me pareció muy interesante, ya que es algo casi cotidiano, lo hacemos todos casi a diario o al menos todos, con seguridad, hemos mentido alguna vez. Además de que todos alguna vez lo hemos hecho, empezamos desde una edad muy temprana, todos los niños desde tan pequeños han mentido. La oí y me despertó una cierta curiosidad, pensé, es verdad, todos lo hacemos, pero ¿por qué?
En primer lugar, hablo de mentiras o de mentir, pero ¿qué es mentir? o ¿qué es una mentira? La Real Academia Española define mentir como decir o manifestar lo contrario de lo que se cree, sabe o piensa. Es decir, mentir es expresar una creencia o una opinión que no pensamos que es así, por decirlo de otra forma, una opinión falsa.

Para intentar contestar o solucionar esta pregunta voy a dar una serie de razones que creo que son las soluciones.

La primera solución a esta pregunta es, porque nos avergonzamos de lo real, y ésta pienso que es una de las más acertadas. Somos seres humanos y tenemos sentimientos, entre éstos, se encuentra la vergüenza que además es muy habitual. Ésta hace que en ocasiones seamos capaces de inventar cosas ante los demás, ya que podríamos sentir vergüenza al expresar nuestra realidad, de la que tememos que los demás se rían o que la malinterpretan. Y es que a veces es preferible mentir para proteger nuestra intimidad de la maldad de otros.

Por otra parte creo que otra respuesta a esta pregunta es porque queremos ocultar algo, es muy similar a la anterior, pero se diferencian en que no en esta no mentimos para evitar pasar un momento bochornoso por la temida vergüenza que tenemos, sino porque no queremos que los demás sepan algo que para nosotros es más personal.

Antes he dicho que todos hemos mentido en algún momento de nuestra vida, y no es que todos seamos unos mentirosos, sino que hay circunstancias o situaciones que requieren o que nos hacen que necesitemos decir una mentira, estás son las llamadas mentiras piadosas, por piadosas entendemos que se hacen con piedad, bondad o compasión, es decir, que son mentiras que no son dañinas, no tienen ninguna mala intención, sino la necesidad para poder actuar en algún momento.

Reitero que todos alguna vez hemos producido una mentira, y como seres humanos que somos, nos guiamos por los demás o sentimos envidia, es decir, imitamos las acciones que hacen los demás, nuestro entorno, la gente que nos rodea. Tenemos tendencia a hacer todo lo que los demás hacen, esto es una característica que tenemos y que es involuntario, hacemos lo que hacen los demás.

Otra razón es porque no nos guste que los demás sepan nuestras verdades, hay gente que alo mejor lo que a mí me parece normal de hablarlo o comentarlo con mis amigos a esa gente no le parece lo adecuado o le parece que eso es algo de su intimidad que no tienen por qué saberlo los demás, o viceversa. Es decir, que cada uno somos cada uno, y no todos pensamos que haya que expresar o manifestar ciertas cosas.

Se suele decir que los hombres son más mentirosos que las mujeres. He visto un dato que me ha parecido interesante, es que un estudio ha demostrado que esto no es cierto, sino que los hombres no mienten más que las mujeres, pero tienden a mentir para sentirse mejor con ellos mismos, mientras que las mujeres tienen más propensión a mentir para hacer que otras personas se sientan mejor.

En conclusión, mentimos para evitar dar a conocer una realidad, bien por miedo a la vergüenza o, simplemente porque no queremos que los demás conozcan algo que consideremos más íntimo o personal.

jueves, 6 de octubre de 2011

¿POR QUÉ TENEMOS MIEDO A ARRIESGARNOS?


Esta es una pregunta que  la escuché hacer en clase a un compañero y me pareció que era muy buena pregunta. Me interesó mucho porque es un problema que a todos o a casi todos nos ha ocurrido alguna vez.
Por estas razones he decidido que mi primera publicación haga referencia a este problema.

Para comprender bien el significado de la oración “miedo a arriesgar”, he buscado en la RAE la palabra arriesgar, y ésta, la define como poner en riesgo, ahora bien, ¿qué es el riesgo?
El riesgo es la posibilidad de que ocurra un peligro o un daño.
Por lo tanto, podemos traducir este problema como: ¿por qué tenemos miedo o temor a hacer algo cuyas consecuencias puedan hacernos daño, es decir, que estas consecuencias no sean las que esperamos?

En primer lugar, puede ser porque no nos sintamos seguros de nosotros mismos, es decir, que no tengamos la confianza necesaria para poder ejecutar una acción. Este es un error muy frecuente y que casi todos cometemos, pero es que si no confiamos ni nosotros en nosotros mismos, ¿en quién vamos a confiar? o ¿quién va a confiar en nosotros?

Por otra parte, puede que el miedo a arriesgarnos sea una consecuencia del miedo que tenemos a equivocarnos. No hacemos algo por el pudor que pudiésemos sentir si nos equivocamos. Pero esto no tendría que ser así porque somos seres humanos y todos nos podemos equivocar, no pasa nada si lo hacemos, todo se puede solucionar, siempre se puede rectificar.
Hay que arriesgar, porque al igual que nos equivocamos también acertamos, no siempre las consecuencias de este riesgo son malas, también pueden aportarnos cosas positivas, y, evidentemente si no arriesgamos no sabemos si hubiésemos perdido o hubiésemos ganado.

En conclusión, tenemos que perder este miedo, no tenemos que avergonzarnos de las consecuencias de nuestro riesgo sino afrontarlas. Existe un refrán que dice que de los errores se aprende, es decir, que aunque cometamos un error algo de jugo podemos sacar de él. Nunca debemos de pensar en lo negativo sino ser optimistas, pensar siempre en positivo.